Daniel Schallmo define un modelo de negocio como el comportamiento de la compañía, es decir, la “lógica básica, subyacente, que describe qué beneficios son brindados a los clientes y a los asociados” (Schallmo, 2013). Según esta perspectiva, el modelo de negocio tiene que ver con la manera en que la compañía se desenvuelve para dar esos beneficios y con la forma en que esos beneficios vuelven a la compañía en forma de ganancias (Id.). Por eso el modelo de negocio es lo que determina el valor diferencial que una organización ofrece, y lo que le brinda una ventaja competitiva frente a otras compañías. Un modelo de negocio en general contiene estos elementos básicos: clientes, servicio prestado, valor añadido, socios y finanzas (Schallmo y Williams, 2018).
Una de las metodologías más usadas para el diseño del modelo de negocio es la que se conoce como Canvas. Es una matriz en donde se grafican y definen todos los componentes del negocio y en la que se pueden ver las relaciones entre ellos. Además de ofrecer la imagen del modelo de negocio, elaborar un Canvas también permite evaluar la pertinencia de ese modelo y las debilidades que se puedan eliminar haciendo cambios en el esquema. En la actualidad, toda compañía necesita incluir algunos elementos tecnológicos dentro de su modelo de negocio, pues la velocidad del mercado lo exige (Osterwalder y Pigneur, 2010).