Práctica que consiste en garantizar que las
aplicaciones satisfacen las necesidades de las partes
interesadas (stakeholders) en términos de
funcionalidad, confiabilidad, mantenimiento,
conformidad y auditabilidad.
Práctica que consiste en garantizar que las
aplicaciones satisfacen las necesidades de las partes
interesadas (stakeholders) en términos de
funcionalidad, confiabilidad, mantenimiento,
conformidad y auditabilidad.