El trabajo remoto, es decir, la posibilidad de que los empleados de una compañía puedan desarrollar sus actividades desde cualquier lugar del planeta, solo con el requisito de tener una conexión a internet y el acceso a las plataformas y aplicaciones para comunicarse con el resto del equipo de trabajo, es la realidad de los negocios de hoy. Sin embargo, esto cambia radicalmente la manera en que se debe manejar el flujo de trabajo. El Business Process Management es, en este sentido, la herramienta más importante para que el teletrabajo, en el modelo de negocio de la compañía, se convierta en un generador de valor para el negocio.

Cualquier compañía funciona con base en una estructura subyacente que se conoce como modelo de negocio. Daniel Schallmo define un modelo de negocio como el comportamiento de la compañía, es decir, la “lógica básica, subyacente, que describe qué beneficios son brindados a los clientes y a los asociados” (Schallmo, 2013). Según esta perspectiva, el modelo de negocio tiene que ver con la manera en que la compañía se desenvuelve para dar esos beneficios y con la forma en que esos beneficios vuelven a la compañía en forma de ganancias (Id.). Por eso el modelo de negocio es lo que determina el valor diferencial que una organización ofrece, y lo que le brinda una ventaja competitiva frente a otras compañías (Schallmo y Williams, 2018).

El modelo de negocio es entonces lo que permite que la información, las actividades, las comunicaciones dentro de la compañía se muevan de manera adecuada. Es decir, el modelo de negocio determina el flujo de trabajo y este es el que marca el tipo de respuesta que la compañía les da a sus clientes.

El teletrabajo es una variable que está transformando el modelo de negocio, y es necesario que las compañías tengan recursos que les permitan adaptar esta modalidad de operación a una capacidad de seguir manejando conscientemente su modelo. El problema es que, como con esta nueva forma de organización toda la comunicación se hace mediante canales digitales y virtuales, ya no es posible percibir físicamente cómo se están desarrollando los procesos, saber si las personas cumplen sus horarios, visitar los escritorios de varios empleados durante la mañana para pedirles reportes, etc. Ahora es necesario que todas estas acciones se hagan mediante herramientas digitales.